miércoles, 22 de abril de 2009

La Tipa Cuerda y el Metro

Señores y señoras hoy vamos ha reflexionar sobre el Metro (el transporte, que no la medida). ¡Vaya invento! Te plantas en cualquier sitio en un periquete. Hasta el Ikea y vuelta a casa con un millón de bolsas y una cama.
Eso sí, todo tiene su precio. Y el Metro también: unos 46€ el bono mensual y muchas dosis de mala leche. Porque si hay algo que saque lo peor que llevamos dentro es el Metro. Olvídate de las guerras, la política y las peleas con tu pareja. Lo que nos enseña lo cabrones que somos es el Metro en hora punta.
Justo en el centro, que ni entras ni sales, pero jodes a todos los que te rodean. Sin desodorante, sin ducharte en un mes, después de haber corrido 10kms y con el brazo bien alto para que todos sepan como hueles. Marcando el territorio.
Y esa niñata con el moño a lo Amy Winehouse, que te obliga a que la escuches mientras le cuenta al proyecto de Avril "Lavirgen" con todos los que se ha morreado y con cuantos se acostó el fin de semana. Que una piensa: "Dios mío, ¿eso es posible?, ¿cuántas horas tiene un día?, ¿serán polvos de verdad o chuparla ya cuenta?... si me sale así prefiero no tener hijos..."
Y mientras estás absorta en esos pensamientos has llegado a la parada donde tienes que cambiar de línea. Sí, amigos, sí. La temible AVENIDA DE AMÉRICA. Comienza la batalla de verdad, y es ahora cuando sacas realmente lo peor de ti. Porque como las 300 personas que te rodean; tú también vas tarde al trabajo, y no puedes consentir que nadie, absolutamente NADIE, llegue antes que tú.
No tengas compasión de esa embarazada a la que le está dando un bajón de tensión. Vuelvéte con cara de odio y bufa a la zorra que te está empujando y que quiere que te lleves a la embarazada por delante. Sortea al insensato que se ha parado en seco delante del puesto de las revista y búfale también. Coge aire y lánzate escaleras arriba (aún sabiendo que no tienes fuelle ni para subir dos peldaños)... Una pesadilla.
No importa lo temprano que te levantes, siempre pasa algo: una huelga, un vagón que va más lento de lo normal, la embarazada que al final se desmaya y te sabe mal no ayudarla...
Por supuesto, llegas tarde al trabajo y eso que has venido en Metro; porque el que está en el atasco, todavía no ha llegado.

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